sábado, 8 de mayo de 2010

Habla Espino, … espinosamente ardido

 
Ganar el gobierno y perder los principios                  

 Dice  Manuel Espino Barrientos

marzo / 2010
 

En las decisiones que afectan el devenir de los mexicanos debe haber apertura, debate y transparencia. Consolidar nuestra incipiente democracia pasa, necesariamente, por cambiar nuestra obsoleta incultura política. Exige que todos los actores políticos dejemos atrás el secretismo, los acuerdos soterrados y los tratos en los sótanos.

Por ello, cuando el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de mi partido se disponía a aprobar la candidatura de Miguel Ángel Yunes al gobierno de Veracruz intenté generar un sano debate, pero tal derecho me fue negado. Me fue negado con un desplante inusual de intolerancia. Por ello, hago públicas algunas consideraciones con la intención de contribuir a hacer la vida política eminentemente pública.

Calderón versus Yunes

Al CEN de mi partido y a la comisión que por igual calificó como excelentes a los aspirantes a la candidatura a gobernador —comisión integrada por María Elena Álvarez, Jordy Herrera y Marco Adame— les quise preguntar si sabían, y qué opinión les merecía, que en 2006 Miguel Ángel Yunes no fue candidato al Senado de la República debido al veto de Felipe Calderón Hinojosa.

Como candidato a la presidencia, Calderón argumentó que cuando Yunes fue secretario de Gobierno, con Patricio Chirinos, se distinguió por su desempeño corrupto, por golpear, perseguir y difamar panistas.

Siendo presidente nacional del PAN, Felipe Calderón me advirtió que si Yunes llegaba a ser candidato lo iba a rechazar públicamente y no aceptaría su compañía en la campaña. Calderón me exigió evitar que el ex priísta fuera candidato por Acción Nacional. Consciente de no poder "bajar" a un precandidato, porque hubiera sido un atropello violatorio de los derechos ciudadanos, opté por intentar que Yunes permaneciera en el gobierno, lo que en efecto ocurrió.

De vetado a funcionario

Para mi sorpresa y a pesar de esta iracunda animadversión, cuando el presidente formó su equipo de gobierno incorporó a Miguel Ángel. Quien meses atrás había vetado a Yunes con severas acusaciones, ahora lo hacía titular de una importante dependencia: el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

Después se especuló que dicho nombramiento —como otros— era el pago de algún favor político a Elba Esther Gordillo. Versión que me confirmó el propio Yunes justo antes de ser designado precandidato único por el CEN, al decirme que en 2006 había apoyado a Felipe Calderón desde la contienda interna del PAN, porque así se había negociado con "la maestra".

Me quedó claro que Calderón sólo había recurrido a mí para que yo pagara el costo de no hacer candidato a Yunes, como le hizo saber a "la maestra". Durante aquella campaña ella me reclamó que no estaba concediéndole las candidaturas acordadas con "el candidato", refiriéndose a Felipe Calderón.

Efectivamente: pese a la negociación Calderón-Gordillo, que yo desconocía, me negué a dar al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) las 15 candidaturas plurinominales que encabezan las circunscripciones y cuya designación recae en el CEN; tampoco cedí algunas candidaturas al Senado de la República.

Me pareció innecesario y de alto riesgo político conceder esas posiciones a alguien que no nos garantizaba un respaldo seguro para ganar la presidencia. Era como traicionar al PAN. También me rehusé, ante la insistencia de Calderón, a formular a los miembros del Comité Nacional, como iniciativa propia, la propuesta de ceder tales espacios.

Más debate público y menos línea

En la última sesión del CEN quise hablar sobre el tema y proponer que se acordara, antes de designar candidato, preguntar al presidente Calderón por qué cambió su posición frente a Yunes, cómo pasó de ser un adversario a un destacado funcionario en su gobierno. Que se le preguntara si la "línea" y presión ejercida a algunos miembros del CEN para que se votara por Yunes obedecía a otro compromiso con "la maestra", hecho a espaldas de los veracruzanos y los panistas.

Sin embargo, cuando solicité el uso de la palabra y expresé mi preocupación porque Yunes fuera designado sin hacer antes algunas aclaraciones, en forma inusual y "por mayoría de votos" me fue negado el derecho a hablar ante el pleno del Comité Nacional. Asumí que la línea era designar a Miguel Ángel, lo que pude corroborar con algunos miembros del CEN.

Por un PAN independiente

No acepto que el gobierno siga tomando las decisiones que corresponden al Partido Acción Nacional. Tampoco que la dirigencia del PAN sustituya a los militantes para elegir candidatos y dirigentes. Ambas actitudes atentan contra nuestra trayectoria democrática y contra nuestras convicciones. Por todo ello, me deslindo de la decisión tomada por el Comité Ejecutivo Nacional de mi partido.

Creo que es hora de que todos los ciudadanos tomemos conciencia de que no podemos permitir una regresión hacia el esquema del partido de Estado, pues ello no sólo hace mal al gobierno y al PAN, sino al sistema político en general y a la vida republicana. Especialmente para los panistas, es la hora de volver a empezar, pues no se trata de ganar el gobierno y perder los principios.

 

 

 



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