jueves, 24 de junio de 2010

"Yo fui masón"

 

Por: José de Jesús Castellanos

junio / 2010

 

Para quienes la masonería es una sociedad secreta fuera de moda, que tuvo fuerza en el pasado, pero que ya está superada, la obra de Maurice Caillet los traerá a una realidad presente y con un gran impacto social. El autor nos presenta esta institución de alcance internacional, a partir de su propia experiencia en Francia.

 

El autor narra cómo fue atraído e incorporado a una organización que se presenta como de corte altruista, de solidaridad y apoyo, en un itinerario donde las personas van ascendiendo poco a poco de grados en una institución registrada ante las autoridades y de corte benevolente, de apariencia plural y orientada al desarrollo de la persona.

 

El carácter secreto de la organización es recalcado desde el inicio y se advierte de los castigos que se pueden infringir a quien viole ese compromiso. Se invita al iniciado a trabajar como Hiram, hombre justo, trabajador, hábil y sabio, que cumple con su deber hasta poner en riesgo su vida. El compromiso, se dice, es para lograr el perfeccionamiento de la humanidad, frente a la ignorancia, el fanatismo y la hipocresía.

 

Como miembro del Gran Oriente de Francia, pudo apreciar cómo los masones, tanto en el gobierno de Valéry Giscar d'Estaing y Francois Mitterand, trabajaron en proyectos de ley como el del aborto, sin importar si dichos gobiernos eran de izquierda o de derecha. Todos los masones votaron por la Ley Veil como un solo hombre.

 

La hermandad masónica abre muchas puertas para el acceso y progreso en cargos públicos, como parte de la fraternidad. Del mismo modo, facilita que la balanza se incline de manera favorable por parte de jueces hermanos.

 

La masonería es una institución iniciática, en la cual los grados inferiores no conocen los secretos ni la filosofía que se inspira en los superiores. Los ritos y la forma de actuar de los masones son una puerta abierta al ocultismo. El espíritu de la gnosis está presente y gestos y palabras de procedencia cristiana, como la libertad, la igualdad y la fraternidad, o la fe, esperanza y caridad, son interpretadas ahí de una manera diferente. La fe no es en Dios, sino en el hombre; la esperanza es en una humanidad mejor, y la caridad es una mera solidaridad universal.

 

Así, el autor va revelando su ascenso por los diversos grados y la "revelación" de los misterios de la energía que incorpora al hombre al Gran Todo, que une al hombre con el cosmos y en cierta manera lo diviniza.

 

La literatura masónica invoca a Lucifer como dios de la luz y del bien, que lucha contra el Dios de la oscuridad y del mal; a la serpiente iniciadora de la desobediencia, de la insubordinación y de la rebelión, maldita por los teócratas, pero que ocupaba un lugar de honor entre los iniciados.

Hay hombres de buena fe que se inician en la masonería, en los grados bajos, ajenos a otras realidades superiores. No todos las llegan a conocer. Hay logias salvajes, ajenas a todo principio de autoridad, que no rinden cuentas a nadie y actúan sin límite para alcanzar sus propósitos. También hay logias femeninas, de gays y de lesbianas.

 

La vida de las logias y la acción de algunos de sus hermanos, han provocado escándalos y corrupciones que hasta sus mismos hermanos rechazan y han denunciado en la página http://www.hiram.be.

 

Los masones dicen buscar la verdad, pero la consideran inaccesible, por lo que rechazan los dogmas y promueven en relativismo. Endiosan a la naturaleza y a la razón, negando toda trascendencia. La idea de Dios, cuando se le llega a mencionar, y eso en las logias espiritualistas, es muy distinta a la concepción del Dios personal de los cristianos. Se trata de una idea abstracta, del Gran Arquitecto del Universo, un "Creador-maestro relojero", ajeno a los asuntos de los hombres. Lo cual significa negar la gracia divina y su necesidad, pues el hombre se hace a sí mismo, con la ayuda de sus hermanos.

 

Promotores del hedonismo, los masones propugnan y promueven la libertad sexual, favoreciendo las leyes que la facilitan: el divorcio, la contraconcepción en todas sus formas, el aborto, las uniones de homosexuales, la manipulación de embriones, la despenalización de las drogas blandas y la eutanasia activa.

 

Frente a la catolicidad, se impulsa el Gobierno Mundial a través del universalismo masónico.

Caillet revela toda esta realidad gracias a su milagrosa conversión al catolicismo en Lourdes, como un proceso personal, acompañado de la curación milagrosa de su esposa. Fue un encuentro difícil que requirió superar muchas de las ideas que le habían imbuido sus hermanos, la vez que tuvo que superar situaciones personales de irregularidad conyugal.

 

El acompañamiento eclesial y la superación de estos escollos lo llevó a una plena conversión y a la convicción de dar a conocer la acción anticatólica de la masonería, a pesar de la persecución de la que fue objeto por ello.

 

Se trata de una obra indispensable para entender el origen y la simultaneidad con que se promueven muchas de las corrientes y acciones de "la modernidad" que poco a poco se van imponiendo en distintos países con similitud sospechosa.

 

 

 

 



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