Por Salvador Flores Llamas
Mayo de 2011
La irrupción de una pandilla a la Catedral Metropolitana durante la Misa de Resurrección tiene el sello del bufón del Peje, Gerardo Fernández Noroña, quien encabezó varias similares, en desquite porque el cardenal Norberto Rivera reconoció como presidente a Felipe Calderón, y no a Andrés Manuel López.
Profanar el recinto sacro, insultar al arzobispo primado y romper una imagen de la Guadalupana es estilo inconfundible del PRD que, no conforme con aprobar leyes contra los valores morales básicos de nuestra sociedad ni poner a narcos en cargos de elección, atenta contra la fe de la mayoría católica del país.
(Según el censo de 2010, el porcentaje de católicos mexicanos bajó, pero creció su número, como la población, por lo que los perredistas juegan con lumbre al perpetrar actos sacrílegos).
Y todavía el procurador del DF, Miguel Ángel Mancera dice que no hay delito que perseguir y alienta así a otros desquiciados a repetir la suerte, para no enfrentar con López a su jefe Marcelo Ebrard; ambos auspician el plantón del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en el Zócalo.
Pese a ello, el Peje se ostenta como guadalupano en el himno de su movimiento Morena, con descarado ardid para ganar votos de amantes de la Morenita, pues él va a todas para saciar su ambición desorbitada de poder.
Se liga esto al desgobierno de Ebrard en el DF, donde anuncia programas de relumbrón, que no realiza; sólo construye obras por las enormes ganancias que le reditúan. No desazolva el drenaje, desaparecen las cacareadas áreas verdes, no mide la polución, que crece simplemente con el aumento de vehículos.
No hay refacciones para el Metro, aunque peligren sus cinco millones de usuarios diarios; no crece el empleo, pero sí el ambulantaje, que paga mordidas y sirve de carne de mitin y da votos. Se venden calles, como Rébsamen (entre Pilares y Miguel Laurent) a Comercial Mexicana, al cabo la Colonia del Valle vota por el PAN.
A estos botones de muestra, añádase que López no rindió cuentas de sus segundos pisos, permitió a su gente extorsionar a Carlos Ahumada y los dejó impunes, como a René Bejarano, entonces líder de la Asamblea Legislativa, y el dechado más cínico de corrupción. Pero como es su máximo operador político, acaba de colarlo a la Comisión Política del PRD, apoyado por su esposa Lola Padierna.
Sólo falta que el PRD presente a narcos de candidatos en 2012, como hizo con Greg Sánchez en Quintana Roo y en Michoacán con Julio César Godoy, hermano del gobernador perredista Leonel Godoy. López cree que ganará la Presidencia con aliarse con Peña Nieto en el Estado de México, lanzar una guerra sucia para que la gente repudie al PAN, armar camorra ante cualquier desliz del gobierno, PAN o PRI, sembrar discordia y mentir por doquier.
Ni él ni sus fans ven que con ardides tramposos le hacen el harakiri al PRD. Y al llamarse políticos impolutos hacen recordar a Boudelaire, que decía que el máximo éxito de Satanás es haber convencido a alguna gente de que no existe.
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