domingo, 15 de agosto de 2010

PRD: la recapitulación de lo inútil

 

Por: Jesús Caudillo

Agosto / 2010

 

El proyecto político del PRD en la capital responde a muchos intereses entrelazados, excepto a las necesidades de los ciudadanos que viven en el Distrito Federal. La hegemonía del PRD en la ciudad ha sido tal que lleva más de 13 años empleando a las instituciones públicas para satisfacer intereses particulares, ajenos al interés general.

 

¿Qué han traído los 13 del PRD en la capital? ¿Podemos hablar de beneficios concretos para los ciudadanos del Distrito Federal? Lo cierto es que durante este periodo han sucedido muchos eventos que pueden ayudar a encontrar una respuesta más concreta a las preguntas formuladas.

 

De este modo, estimado lector, le invito a recorrer la historia del PRD en la capital para que descubra aquellos hechos que han marcado la gestión de este partido en el gobierno del Distrito Federal.

 

 

En 2007, el Distrito Federal tuvo un presupuesto de 97 mil 890 millones de pesos. En 2010, éste fue de 129 mil 400 millones de pesos. En un periodo de 3 años, el presupuesto del Distrito Federal ha aumentado en una cuarta parte. Los recursos disponibles para la ciudad se han mantenido en esta tendencia desde que el PRD asumió el poder. ¿Qué se ha hecho con tanto dinero?.Los recursos disponibles para la ciudad se han mantenido en esta tendencia desde que el PRD asumió el poder. ¿Qué se ha hecho con tanto dinero?

 

El PRD, desde 1997, ha tenido serias dificultades para resolver los grandes problemas del Distrito Federal. Desde entonces se han impuesto obstáculos para priorizar la resolución de los problemas de la ciudad y han preferido dar cartera a problemas de índole ideológica por encima de circunstancias concretas, reales e incontrovertibles.

 

La llegada del PRD a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal en 1997 no tuvo grandes efectos inmediatos. Cuauhtémoc Cárdenas no tuvo tiempo de instalarse en las oficinas del Palacio del Ayuntamiento, dado que pensaba ganar, una vez más, la candidatura presidencial de su partido. Así fue, Cárdenas compitió por la Presidencia de la República contra Francisco Labastida y Vicente Fox, contienda en la que triunfó el guanajuatense.

 

Cárdenas dejó a cargo de la Jefatura de Gobierno a Rosario Robles, quien se distinguió por haber promovido la llamada "Ley Robles". Ésta consistió en la despenalización del aborto por tres causales: violación, peligro de muerte de la madre e inseminación no consentida. La ley fue tan polémica en su momento que se interpuso una acción de inconstitucionalidad a fines del año 2000, misma que fue resuelta favorablemente por la Corte en agosto de 2002.

 

Las elecciones de 2000 no sólo dieron como ganador a Vicente Fox. Santiago Creel del PAN compitió contra Andrés Manuel López Obrador por la Jefatura de Gobierno, en la que resultó ganador el tabasqueño.

 

A pesar de los recovecos legales que le impedían competir por el cargo, principalmente el insuficiente tiempo de residencia en la entidad a gobernar, López Obrador ganó la simpatía del presidente Ernesto Zedillo, quien le favoreció eliminando esos obstáculos para que el tabasqueño pudiera participar en la elección.

 

Así las cosas, López Obrador llegó al Gobierno del Distrito Federal al que imprimió su estilo personal de gobernar. Siempre con la mira puesta en las elecciones de 2006, López Obrador comenzó a implementar medidas novedosas, aunque poco efectivas para la resolución de problemas.

 

Todos los días, a las 6:00 de la mañana, los reporteros de la fuente se daban cita en las oficinas del Gobierno del Distrito Federal para escuchar el posicionamiento de López Obrador sobre los temas de la realidad nacional. Fue a través de esta iniciativa que López Obrador entró en conflicto con diferentes actores políticos, principalmente y sobre todos, el presidente Vicente Fox.                                                                                  

 

El discurso de López Obrador siempre fue su opción preferencial por los pobres y los menos favorecidos. De este modo, implementó programas de apoyo a grupos vulnerables por los que fue calificado de populista: comenzó apoyando mensualmente a las personas de la tercera edad con cierta cantidad de dinero y luego extendió el subsidio a madres solteras.

 

Con cerca de 10 millones de habitantes, y con una zona conurbada de casi 11 millones de personas, la ciudad de México ha requerido de especial atención en el problema de la movilidad urbana, sobre todo a partir de los años noventa. El Gobierno del Distrito Federal asumió esto como un problema, aunque no evitó que esto le rindiera frutos en términos políticos.

 

De este modo se llevaron a cabo obras de gran calado en la Ciudad de México. Para nadie pasó inadvertida la construcción del Segundo Piso del Periférico y de la Línea 1 del Metrobús, así como la renovación de sólo algunos trenes de la red del Metro.

 

Las tres fueron obras visibles, notorias. Pareció que la intención era, efectivamente, generar la percepción de un gobierno preocupado por los problemas de la ciudad. Y quizá así era, aunque en estricto sentido estas soluciones fueron planteadas de forma poco transparente, por lo que es difícil afirmar si efectivamente cumplieron con la expectativa deseada.

 

López Obrador no quiso abordar los temas más polémicos durante su gestión. Esto se atribuyó a la cercanía que mantuvo con el Arzobispo de la Ciudad de México, el cardenal Norberto Rivera. De este modo, ni el aborto ni las uniones homosexuales fueron materia de discusión durante su gobierno.

 

Si algo distinguió la gestión de López Obrador fue el constante golpeteo discursivo que ejerció hacia el gobierno de Vicente Fox. "Denme por muerto", así decía López Obrador cuando se le preguntaba sobre sus aspiraciones presidenciales. Pocos le creían. Él buscaría ser presidente llegado el momento y la Jefatura de Gobierno era sólo una plataforma para alcanzar su objetivo.

 

López Obrador se dio a conocer a nivel nacional cuando se inició un proceso judicial en su contra porque, desde el gobierno de la ciudad, expropió un predio de forma presuntamente ilegal.

 

El gobierno federal, obsesionado por evitar que López Obrador tuviera alguna oportunidad de llegar al poder presidencial, inició un proceso legal en su contra. El tabasqueño supo capitalizar políticamente esta situación y se colocó como una víctima del poder opresor del presidente Fox.

 

De este modo, la Cámara de Diputados -la alianza entre el PAN y el PRI, específicamente- inició un proceso de desafuero en su contra. Lo esperado por el gobierno foxista y por los dinosaurios del PRI no se logró, sino todo lo contrario. López Obrador se convirtió en el político más popular del país.

 

En abril de 2005, cuando Obrador fue desaforado, el Zócalo concentró a miles de personas que veían en López Obrador la encarnación del progreso de México. La eterna injusticia terminaría si él llegaba al poder. Faltaba un año para las elecciones presidenciales y sólo unos meses para elegir a los candidatos que contenderían en el proceso.

 

A partir de entonces, Alejandro Encinas quedó a cargo de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal. Nada cambió para la Ciudad de México. López Obrador había construido su proyecto político y se preparaba para verlo realizado. El Distrito Federal ya no le servía.

 

Las contienda presidencial de 2006 ha sido el proceso electoral más turbulento de la historia contemporánea de nuestro país. La diferencia porcentual y de votos entre el primero y el segundo lugar fue tan pequeña que tuvo lugar la sospecha del fraude electoral. Felipe Calderón, decía López Obrador, había arrebatado la Presidencia, apoyado de los potentados y oligarcas de nuestro país.

 

"Al diablo con sus instituciones", dijo López Obrador un buen día de 2006, cuando muchas voces de la opinión pública le pedían respetar el fallo de las instituciones electorales. López Obrador no sólo rompió -únicamente en el discurso-, sino que dejó en el camino a muchos de los aliados que hizo en el Distrito Federal.

 

El enfrentamiento con la Iglesia Católica contravino la simpatía que como Jefe de Gobierno manifestó hacia ella. Simpatizantes de López Obrador irrumpieron en la Catedral Metropolitana en diversas ocasiones a partir de que el propio cardenal Rivera llamara a López Obrador a respetar la decisión del tribunal electoral. La Iglesia reconocía a Felipe Calderón como el presidente de México y López Obrador no lo pudo tolerar.

 

Con el respaldo de López Obrador, a un mes de asumir la Jefatura de Gobierno y con una nueva configuración en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Marcelo Ebrard promovió la figura de Sociedades de Convivencia, de modo que dos personas adultas que vivieran juntos podrían asumir derechos legales sobre sí mismos.

 

La venganza de López Obrador parecía consumada. No obstante, pocos repararon en que Marcelo Ebrard, desde su campaña por la Jefatura de Gobierno, advirtió que promovería la despenalización del aborto en el Distrito Federal. Las consecuencias se apreciaron sólo unos meses después.

 

Marcelo Ebrard asumía su nuevo cargo dando continuidad a muchas de las posiciones y políticas de López Obrador.

 

No sólo siguió apoyando a los adultos mayores y a las madres solteras, sino que extendió el financiamiento a jóvenes preparatorianos (los mismos que, casualmente, serán nuevos votantes en 2012) e implementó un seguro de desempleo para la población económicamente activa que por alguna razón perdió su trabajo.

 

Así las cosas, en abril de 2007, sin una discusión seria de por medio, en una circunstancia en la que coincidieron una buena cantidad de intereses políticos y económicos, el PRD logró la despenalización irrestricta del aborto en el Distrito Federal.

 

A pesar de la discusión y los argumentos presentados por los opositores a esta reforma al Código Civil del Distrito Federal, el Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, decidió implementar muy rápidamente esta política e imposibilitó a los trabajadores del sector salud local de ejercer su derecho a la objeción de conciencia.

 

No importó tampoco la acción de inconstitucionalidad que interpuso la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Sin tapujos de ninguna especie y en abierto rechazo a los argumentos que especialistas les presentaron, los ministros de la Corte validaron la reforma por mayoría. De este modo, hasta hoy más de 40 mil niños han sido abortados en franca opacidad de parte del Gobierno del Distrito Federal.

 

A fines de 2009, la Asamblea Legislativa definió que el matrimonio no sólo consistía entre un hombre y una mujer, sino que podía conformarse por dos hombres o dos mujeres. De forma arbitraria y sin un debate de por medio, los legisladores, principalmente del PRD, dieron al traste con la figura del matrimonio y la modificaron sin bases legales y jurídicas -ni siquiera ideológicas- firmes.

 

La Corte, una vez más, como bisagra de un asunto trascendente, validó la reforma al Código Civil del Distrito Federal y reconoció que las uniones homosexuales efectivamente corresponden a la figura del matrimonio. Además, les reconocieron su facultad de adoptar niños, confirmando que el criterio de la Corte no favorece al adoptado sino al adoptante, cuando la lógica de la adopción se orienta hacia el sentido contrario.

 

El reconocimiento de la Corte a las uniones homosexuales como matrimonios no es fortuito. Este hecho corresponde a un proyecto político-cultural que ha sido promovido por el PRD desde que asumió el poder en el Distrito Federal y que se ha acentuado muy seriamente con la llegada de Marcelo Ebrard al poder local.

 

No es casual que el PRD ocupe su tiempo y los recursos públicos en buscar implementar políticas que poco resuelven los problemas públicos y que en mucho abonan a la destrucción de la base de la sociedad mexicana.

 

Es increíble que el proyecto político del PRD haya resultado tan mediocre, de tal forma que mantengan a la Ciudad de México envenenada de corrupción en sus instituciones y procesos, azotada por la inseguridad que aumenta gravemente año con año.

 

El PRD, esa fuerza política que nació viciada de origen, hoy mantiene al Distrito Federal sumido en la falta de planeación, en la carencia de agua, con altos niveles de desempleo y en abierta manipulación ideológica.

 

Marcelo Ebrard está encantado con la idea de ser presidente de la República. Ya trabaja para ello. López Obrador se le adelantó en el camino y lo madrugó en el Zócalo de la ciudad.

 

En este sentido, poco importa quién llegue a la Presidencia. Lo imprescindible es señalar que el proyecto político-ideológico del PRD, encabezado por Marcelo Ebrard, tienen todavía muchos objetivos que alcanzar. Y, desgraciadamente, se enfrentan a una sociedad pasmada, que sigue esperando el mejor momento para levantar la voz.



 


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