jueves, 17 de febrero de 2011

¿Me pueden vender Pemex, por favor?

 

 

Por  René Mondragón

Fuente: Yoinfluyo.com

Febrero / 2011

 

Don Sebas- dijo el abogado De la Alameda con su siempre enorme sonrisa.

 

-¡Ya tengo la solución para todos los problemas de productividad, eficiencia, calidad en el servicio y competencia de clase mundial, tanto del IMSS, como del ISSSTE, de Pemex y la CFE, para empezar!

 

-No me diga usté que puede ser cualquiera de estas dos cosas: o ya empezó el novenario a San Juditas Tadeo -por aquello de las "causas imposibles"- o don Guillermo Puertas, más conocido como Bill Gates, acaba de comprarlas.

 

-No, don Sebas. Ni una ni otra cosa. Creo que no será necesario molestar a San Judas si seguimos el camino que se me ha ocurrido.

 

-Mi querido abogado- dijo el peluquero analista de nuestro barrio-, ¿ya ve lo que le pasa a la gente si se pone a escuchar los discursos de Fernández Noroña? A ver, ¿ora qué se le ocurrió?

 

-Me acabo de enterar -dijo De la Alameda- que en Francia, un jovenazo que trabajaba de chofer en una empresa, desde hace como 30 años, al consultar el periódico, se dio cuenta de que había ganado en la lotería, un poco más de 10 millones de euros. ¿Se imagina don Sebas, qué podría usted hacer con esa cantidad en la bolsa?

 

-Pues para empezar cambiaría de local y luego iría a ver al Papa a la Jornada Mundial de la Juventud.

 

-¡No me diga, mi estimado don Sebas, que iría usted a Madrid todavía en "calidad de joven"!

 

-¡Claro, por supuesto y of course, señor Abogado! Podría ir a España, en calidad de representante de la Sección Juvenil del INAPAM! Pero, sígale por favor. ¿Y qué pasó con el chofer millonario?

 

-Figúrese, señor peluquero: la empresa transportista para la que este hombre trabajaba como chofer ya estaba en concurso mercantil, para que el juez la declarara en suspensión de pagos y luego en quiebra total…

 

-Bueno, en eso sí encuentro una semejanza con todas las paraestatales que ha mencionado, porque todas -absolutamente todas- están a punto de reventar, entre corrupción, malos manejos, reprocesos, pésima calidad, y una larga lista de etcéteras.

 

-Pues déjeme que le cuente limeño -dijo De la Alameda-. El ilustre señor conductor, con una parte chiquita del premio de la lotería, compró el cien por ciento del capital de la empresa, decenas de clientes y algo más que una docena de camiones; la compró con todo y deudas, salarios no devengados, aguinaldos, prestaciones, representación sindical, más gastos y costas del procedimiento judicial que se había iniciado, de acuerdo con  lo que dijo Le Parisien, que es el diario que yo sigo en francés.

 

-Me imagino -agregó el peluquero- que el personal administrativo y directivo de una empresa quebrada como esa debió ser despedido por el nuevo dueño-chofer, ¿no fue así?

 

-¡Pues no! Cuando le preguntaron al nuevo millonario si conservaría al anterior director, ¿sabe qué respondió?

 

-No. Supongo que lo habrá despedido- dijo don Sebas.

 

-El chofer millonario en euros contesto: "Me dio lástima y lo autorice a quedarse". Vueltas que da la vida, ¿eh? Y lo increíble es que el nuevo dueño sigue trabajando de chofer, en su mismo camión y su misma ruta. Pero, adicionalmente, conservó los empleos de 14 de sus compañeros choferes.

 

-Sin duda, señor abogado, el nuevo millonario es todo un caso. Pero se me está ocurriendo algo que como usté mismo dijo hace un ratito, podría salvar a la totalidad de las empresas paraestatales, descentralizadas, paramunicipales, anexos, conexos y similares de esta República Mexicana bicentenaria.

 

Don Sebas levantó peligrosamente su ceja izquierda, igual y como sucedía cuando se le ocurría alguna "maquiavelada".

 

-¡Que el Señor nos agarre confesados!- dijo De la Alameda al peluquero. -¿En qué está usted pensando? O mejor aún, ahora, ¿contra quién está usted conspirando?

 

-Nada, nada, señor leguleyo. Que ya sé lo que tenemos que hacer para que Pemex, el ISSSTE, la CFE y todas esas empresas raras que no solamente no generan utilidades, sino que provocan lástima porque ni siquiera son autofinanciables.

 

-¿Quiere usted que Pemex o la Compañía de LyFC o la CFE -sólo por citar un ejemplo- se vuelvan organizaciones efectivamente de clase mundial? ¿Le gustaría ver al IMSS dentro de las primeras 10 organizaciones de mayor rentabilidad de la Revista Fortune? ¿No le gustaría ver al ISSSTE compitiendo y ganándole a los índices Nasdaq, Nikkei en la Bolsa de Nueva York?

 

De la Alameda contenía la respiración. Nerviosamente, con la cabeza asentía de forma constante.

 

-Pues la receta es bastante fácil, dijo don Sebas. Le vendemos Pemex a Romero Deschamps, pero que nos dejen comprar la gasolina en donde queramos, después de todo, el 40 por ciento de lo que le echamos a los vehículos, ya es importado. Y lo mismo podría suceder con la CFE. Votemos para que la compañía la adquiera Martín Esparza y que a los demás nos dejen contratar energía eléctrica eólica o con factores sustentables. Y verá usted cómo México despega en todos los sentidos

 

 

 

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