Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel
Era michoacano, en una época que dominaron los sonorenses. Fue valiente y caballeroso en la guerra. Masón, anticatólico, un hombre de izquierda. Buscaba la reivindicación del campesino mexicano. Inició una política corporativista a gran escala para sustentar el poder de los gobiernos revolucionarios en México. Liquidó la propiedad latifundista de las haciendas, pero ató al ejidatario a la dependencia de la burocracia revolucionaria. Un político muy cercano a la gente sencilla. Un fundador del sistema político mexicano revolucionario, antidemocrático y corrupto. Lázaro Cárdenas, el Tata de la revolución.
Se inició muy joven en la revolución. Peleó contra los huertistas, villistas y zapatistas. Quedó a las órdenes del sonorense Plutarco Elías Calles. Luchó también contra bandidos comunes en su tierra, Michoacán. Estuvo a punto de capturar a Venustiano Carranza, pero un río crecido impidió que la muerte de don Venus se adjudicara a su persona. Fue nombrado gobernador de Michoacán. Sus prioridades eran dos: resolver el problema agrario e impulsar la educación. En su pensamiento ambas acciones iban de la mano: para él, la religión católica era responsable de la pobreza y la ignorancia de los mexicanos. Su solución era promover la colectivización de la tierra y desterrar la influencia católica de las escuelas. Para ello fundó la Confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo, una organización radical que fungió como su brazo político para implementar su programa agrario y educativo. Durante su gobierno michoacano recorrió incansablemente cada pueblo de su estado, y escuchó con paciencia lo que le decían las personas. Esta actitud, inédita en la mayoría de los políticos mexicanos, le granjeó un enorme respeto y afecto por parte de la gente sencilla. Creó "misiones culturales" con el propósito de "desfanatizar" y "desalcoholizar". Estas misiones usaban representaciones de teatro y enseñanza de algunos oficios para captar la atención de la gente. Fundó centros de enseñanza pedagógica para adoctrinar a los maestros en la ideología revolucionaria. Creó el Gran Rito Nacional, masonería un tanto distante de los ritos tradicionales, y procuró el acercamiento con los cristeros: en vez de la brutalidad, buscó el diálogo y la amnistía.
Fue presidente del Partido Nacional Revolucionario, Secretario de Gobernación y al fin, Presidente de la República. Su gira como candidato a la presidencia se caracterizó por su amplitud: siete meses, miles de kilómetros recorridos, y su cercanía con la gente. Llegando a la Presidencia echó del país al otrora Jefe Máximo de la Revolución, su amigo y antiguo jefe Plutarco Elías Calles. Dejó en claro que sus prioridades eran el reparto agrario a nivel nacional y una labor educativa que educara a las masas en el socialismo. Para romper la propiedad de las haciendas promovió la creación de ejidos, sin entregar la tierra a los campesinos, los cuales quedaron a merced de la burocracia agraria, a menudo corrupta e ineficiente. Para apuntalar su política generó un proceso de corporativismo controlado por el poder revolucionario, en el que los obreros y los campesinos se convirtieron en carne de cañón (y de urnas) del partido oficial. Al sobrevenir un conflicto laboral en el ámbito de las empresas extranjeras que explotaban el petróleo mexicano, Cárdenas las expropió. Al margen de los criterios económicos que aconsejaban o no dicha medida, lo cierto es que este gesto de soberanía frente al extranjero provocó un estallido de orgullo y satisfacción entre los mexicanos. Dada la terrible experiencia de México en materia de conflictos con el extranjero desde su independencia, los mexicanos percibieron la expropiación del petróleo como un episodio victorioso frente a la intervención extranjera. La segunda guerra mundial y la amistad de los Estados Unidos ayudaron a la conclusión favorable del conflicto petrolero.
Con la creación del Instituto Politécnico Nacional buscaba la formación de un profesionista técnico y vinculado con la transformación social de su país. Su pensamiento y acción revolucionaria alentaron el surgimiento de una oposición no revolucionaria que defendería la libertad política frente al control corporativista, la libertad económica frente al intervencionismo estatal, la libertad de conciencia frente a la ideología socialista: el Partido Acción Nacional.
Al dejar el poder siguió colaborando en puestos que le permitían estar en contacto con la gente de las comunidades rurales: Comisión de la cuenca del Tepalcatepetl, o la Mixteca oaxaqueña. Se dio tiempo para apoyar a Fidel Castro y su revolución cubana. Murió en 1970.
En un país como México, que llevó al poder a palurdos como Santa Anna, llenos de soberbia e ineptitud, la dignidad y respeto con que Cárdenas se acercó al pueblo de México es un valor que no se le puede regatear, al margen de que uno no comparta su ideología o su actividad política. Como a su antecesor por varios siglos, el obispo Vasco de Quiroga, la gente sencilla lo llamó, ironías de la vida, "Tata". "Padre".
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