jueves, 8 de septiembre de 2011

Porque todos somos "Ladies de Polanco"

 

Por Alejandra Diener

Septiembre de 2011

 

Tan sencillo y tan fácil como pasear con el perro y no recoger sus heces fecales, tan natural como molestarse con el conductor de enfrente y dispararle con una pistola porque no me dejó rebasar, tan llano y normal como no obedecer las señales de tránsito, tan posible y cómodo como gritarle y ofender a la autoridad. Así de común, así de tranquilo es faltarle al respeto al maestro levantándose de la banca del salón de clases aunque éste exponga su cátedra y no haya terminado de hablar.

Tan común es no cederle el asiento al anciano, al discapacitado, tan cotidiano es estacionarse en el lugar reservado para personas con capacidades diferentes. Así de sencillo, así de fácil se cometen 200 millones de actos de corrupción en el uso de servicios públicos provistos por autoridades federales, estatales y municipales, así como concesiones y servicios administrados por particulares en México según Transparencia Mexicana (TM) durante el 2010.

Baja California Sur comete 1.8 actos de corrupción por cada 100 personas, mientras que el Estado de México y el Distrito Federal cometen 16.4 y 17.9 actos de corrupción respectivamente. Lo que quiere decir que los mexicanos destinamos durante el año pasado 14 por ciento de nuestro ingreso bruto a la corrupción. Es decir que con tal de facilitar e ingresar a 35 trámites y servicios públicos medidos por el Índice Nacional de Corrupción y Buen Gobierno, destinamos 32 mil millones de pesos en "mordidas" cuando en 2007 fue de 27 mil millones de pesos. Hecho que nos demuestra que vamos de mal en peor.

Aunque no les expusiera cifras, pienso que la situación es evidente, el deterioro de la sociedad es lamentable, de nuestra sociedad mexicana. Porque todo el mundo se queja del de enfrente pero no remedia su propia situación ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio--.  Se puede medir con los dueños de los perros, así es, simplemente es de saberse que desde el año 2004 existe en el Distrito Federal una Ley de Cultura Cívica misma en la que el artículo 15 Fracc. XVI expone que no deben de pasear sin correa y los dueños están obligados a recoger sus heces fecales sino quedan sujetos a una sanción de hasta 10 salarios mínimos.

Y así puedo continuar, sobornar a una autoridad tiene una consecuencia, portar armas en la vía pública sin permiso, evadir el reglamento de tránsito, todas estas faltas y los 35 trámites que mide el organismo no gubernamental Transparencia Mexicana (TM), tienen una sanción. Pero entonces el problema ¿en dónde radica para que todo esto se dé y se incremente año con año?

¿Qué a la gente ya no le importa que los sancionen? ¿Por qué los mexicanos corrompemos a nuestra sociedad invirtiendo miles de millones de pesos en este rubro? Preguntas que estoy segura todos nos hacemos y también estoy cierta que se han hecho muchas más que éstas, pero la respuesta está frente a nosotros. Todos pensamos en nuestro propio bienestar sin considerar a los demás, y lo más importante es que como no hay consecuencias nos sentimos con esa libertad de pisar la de otro.

El simple hecho de que la gente se pasee con su perro sin correa y sin recoger sus deshechos se debe a que las personas no reciben ese castigo de 10 salarios mínimos y que no se sienten parte de esta sociedad, es decir, pareciera que los mexicanos vivimos en un mundo ajeno que no nos pertenece y que estamos de pasada, por ello nos da igual contaminarlo, molestar al vecino, gritarle a la autoridad. No pertenecemos a un equipo, no tenemos orgullo por la camiseta, somos separatistas, egoístas y como no nos castigan con mayor razón sacamos a flor de piel nuestro egoísmo innato que alimentado, éste saca lo peor de cualquier ser humano.

Cada uno de nosotros somos esas "Ladies de Polanco" que le faltaron al respeto a la autoridad, somos esos salvajes que incendiaron el Casino Royale matando a decenas de personas inocentes, cada uno de nosotros somos esos que se paran en la calle a balacear camiones de escuela porque no nos dejan hacer lo que queremos. Es imprescindible que nos miremos al espejo y veamos lo que hemos hecho o dejado de hacer para que la putrefacción en la que se está muriendo nuestro México haya llegado.

Porque el decir que "mi perro es más educado que la autoridad y por eso lo paseo sin correa" no nos hace mejores que un delincuente que asesina a inocentes, o presumir cómo evado impuestos porque "el gobierno se roba todo y mejor me los ahorro". Todos somos iguales que el peor de los delincuentes al momento de romper las reglas de convivencia.

Y el hecho de que no nos castiguen, que haya impunidad, no nos exime de querer hacer algo juntos  para  revertir la corrupción que a todos los niveles carcome a nuestro país. Vamos empezando hoy a cambiar en lo pequeño para ser diferentes y ver por el bien común, no podemos ser individualistas y solamente pensar en nuestro bienestar personal porque la corrupción medida desde hace 10 años por TM afecta a todos los hogares mexicanos, pero ojo no es por culpa de los otros sino por culpa de NOSOTROS.

#ToleranciaCERO es la solución, la expresión suena a una especie de recurso autoritario y represivo, pero su concepto principal es más bien la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad. No se trata de linchar al delincuente, ni de la prepotencia de la policía, de hecho, respecto de los abusos de autoridad debe también aplicarse la tolerancia cero, al igual  que a la persona que comete el delito y al delito mismo.

Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana, como la que no tenemos ahora.

Nos leemos la semana que entra para no quedarnos atrás y ver hacia delante.

 

 

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