En 1909 la señora Sonora Smart, que había tenido un padre ejemplar, héroe en la guerra de Secesión, tuvo la idea de celebrar al padre para honrar no sólo su memoria, sino a los futuros padres, sus hijos, y que a la vez éstos mostraran respeto y veneración por su papá.
El 19 de junio de 1910, el Día del Padre se celebró por primera ocasión en la ciudad de Washington, con la asistencia de las autoridades y de la promotora de la idea, cuyo marido se había ido a la Gran Guerra.
Como consecuencia, lo exaltó más que a su padre, para ponerlo como ejemplo de honor, entrega y patriotismo ante sus hijos, ante la nación, y que lo consideraran un héroe.
Fue así que insistió, y por ello se convirtió en una celebración de mayor trascendencia 14 años después, pasada la guerra y cuando el mundo estaba en paz. Washington fue nuevamente el escenario de la festividad. Esta segunda celebración se dio por orden del presidente Coolish en 1924 y tuvo lugar el tercer domingo de junio.
Sin embargo, no alcanzó mayor penetración hasta que en 1964, por decreto presidencial de Lyndon B. Jonhson, se determinó que fuera oficial y quedara fijada para el tercer domingo del mes de junio, cinco semanas después del Día de la Madre, que estaba fijado el segundo domingo de mayo
«La vanidad es la gloria de los pobres de espíritu»
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